Hace unos años un estudio realizado entre los desarrolladores de GitHub, el mayor repositorio colaborativo de software del mundo con más de 12 millones de miembros, demostró que en los “pull-request” (peticiones de creación de código por un tercero) el código realizado por mujeres era aceptado en un 78,6% de las veces frente a un 74,6% en el caso del creado por hombres. Pero, siempre hay un pero, cuando se investigó más a fondo se encontró un fuerte sesgo, esto era así solo si el perfil de la desarrolladora no mostraba que era una mujer. Cuando esto ocurría, la aceptación bajaba por debajo del código de sus compañeros masculinos.
En el momento en que se hizo este estudio, en 2013, el porcentaje de programadoras era del 11,2%. Si miramos los datos de España y nos centramos en el porcentaje de mujeres matriculadas en la carrera de ingeniería informática en universidades públicas en España, un estudio de 2017 mostraba que lleva tres décadas bajando. Del 30% en el periodo 1985-1987 a un reducido 12% en 2016-2017. Sin embargo, las mujeres que eran apenas el 20% del total de los estudiantes universitarias en la década de los 60 son ahora más del 50% desde los 80.
En los “pull-request” el código realizado por mujeres era aceptado en un 78,6% de las veces frente a un 74,6% en el caso del creado por hombres, pero solo si el perfil de la desarrolladora no mostraba que era una mujer.
Hay psicólogos que consideran que desde los años 80 en que los ordenadores entraron en los hogares, estos fueron redefinidos como “herramientas”. Esto creó la percepción, por contagio de otras “herramientas”, de que eran un campo masculino y las mujeres fueron retirándose. Sin embargo, hay un amplio consenso entre los profesores de Primaria y Secundaria (mayoritariamente mujeres) que en edades tempranas, la mayoría de las niñas aventajan a los niños en todas las materias, incluyendo las matemáticas. Así que la diferencia en sus comportamientos no tiene que ver con la falta de habilidad o los conocimientos adquiridos, sino más bien con la forma de enfrentar los retos.
Con todo esto en mente, en Interacso se decidió hacer una apuesta por incrementar el número de mujeres en la plantilla. En realidad para ser exactos, por incorporar las primeras mujeres desarrolladoras a la plantilla. No era fácil, pues para cada puesto de trabajo que sacábamos de 25 candidatos apenas uno era mujer y la mayor parte de las veces con la mala suerte que su perfil estaba alejado de lo que se pedía. Por eso se buscó dentro de un proyecto cuyo objetivo fuese precisamente este, aumentar el empleo de mujeres en el mundo del desarrollo, y así entramos en contacto con ese fantástico proyecto que es Adalab.
El resultado de esta relación ha sido la incorporación a Interacso de Irene, Andreina y Marta. Ya llevan con nosotros seis meses y hemos querido hacer balance de lo que su incorporación ha supuesto para ellas y para el resto de Interacso por si esto puede servir a otras empresas a dar ese paso.
Una de las razones por las que se dice que hay pocas vocaciones femeninas en informática es porque hay pocos referentes femeninos en este campo que puedan despertar el espíritu de emulación. Por eso se han resucitado biografías de pioneras de la computación del siglo XIX y XX como: Ada Lovelace, Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Grace Hopper, Betty Snyder Holberton, Frances Bilas Spence, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Ruth Lichterman Teitelbaum, Marlyn Wescoff Meltzer, Anita Borg… Pero nosotros pensamos que la experiencia de Marta, Irene y Andreina os puede ser más cercana y motivadora.
Cada una de ella se ha reinventado como desarrolladoras front-end desde sus orígenes en trabajo social, marketing o ciencias ambientales. No ha sido fácil, han trabajado mucho en el curso y ya en su nuevo puesto de trabajo aprenden cada día pues esta es una profesión en la que si te paras retrocedes pues cada día surgen novedades y maneras diferentes de hacer código y solucionar problemas. Las tres confiesan que no esperaban tan buen recibimiento como el que tuvieron al incorporarse y el gran apoyo que sus compañeros les brindan cada día: “siempre nos dicen, si os bloqueáis con algo, preguntad antes de pararos”
Es que, como ellas comentan, “este sector, aunque es muy especializado y puede parecer un trabajo de gente aislada, en su mundo, mirando solo su propia pantalla, la verdad es que tiene una cultura de colaboración muy atractiva y una generosidad que no ves en otros sectores. Todos han sido alguna vez juniors, como nosotros, y han aprendido de otros, bien directamente o bien a través de entornos colaborativos como Stack Overflow y sienten que han de ayudar a los siguientes. El sector está lleno de meetup, videos en Youtube, charlas, eventos, ¡gratuitos! en los que expertos comparten su conocimiento de un modo abierto”
Su entorno, amigos, familia…, han visto su transformación con una mezcla de asombro, admiración y viendo en ella una pizca de genial locura. Para algunos padres, el orgullo de que por fin estuvieran siendo parte de un sector con futuro y de claro crecimiento. Para ellas, la satisfacción que ahora tienen de sentirse autosuficientes, de haber encontrado un camino claro, de trabajar orientadas a tareas concretas y ver el resultado de tu trabajo reflejado en algo, en una web, en una solución valiosa para un cliente
Este sector, tiene una cultura de colaboración muy atractiva y una generosidad que no ves en otros sectores.
Pero ¿qué han supuesto ellas para Interacso, para el resto de sus compañeros? En un entorno masculino al 100% y con formación de grados técnicos, casi todos, la inclusión de personas con otros orígenes aporta otro punto de vista en las soluciones a clientes. Ellas además han mejorado también la socialización interna en la empresa, de un modo natural. Ahora se hacen más cosas juntos, se van de cañas, comen comentando el día. Han contribuido favorablemente a crear más equipo a través de más ritos sociales. El entorno de trabajo es más comunicativo y, como una de ellas nos comenta, han hecho falso el mito de que las mujeres son conflictivas, entre ellas , en los trabajos. Nada más lejos de la experiencia diaria en Interacso.
Con todo esto en mente podemos decir que desarrollar no es cosa de hombres, que la diversidad, no solo de género, sino también de orígenes y experiencias previas, es importante para la innovación de una empresa y que a la vista de los resultados seguro que en el futuro Marta, Irene y Andreina no serán las únicas desarrolladoras mujeres en el crecimiento futuro de Interacso.