Si te preguntan cuál es el mayor número potencia de 2 que cabe dentro de 365 que son los días de un año, seguro que lo primero que pensarías es que estás hablando con uno de esos frikis de lo binario. Efectivamente, ¡así es! Esta es la pregunta que se hizo un programador ruso en 2002, Valentin Balt, para proponer una fecha en el año que fuese considerada «el día del programador». Era lógico pensar en múltiplos de dos, puesto que la programación se basa en el sistema binario de base dos y la respuesta a la que llegó es que 2 elevado a 8 da 256 y cabe dentro del año mientras que el siguiente, 2 elevado a 9 da como resultado 512 y ya se nos va. Por tanto, tenía que ser el día 256º del año que coincide con el 13 de septiembre en años normales y con el 12 de septiembre en años bisiestos. Inició una recogida de firmas y en 2009 en Rusia se aprobó por el gobierno esta fecha como el «Día del programador» y tras ellos fuimos todos los demás. Bueno, todos los demás no, los chinos querían dejar también su impronta y hasta enmendar la plana a Occidente y pusieron su Día de programador el 24 de octubre, que en la notación anglosajona sería el 1024 (mes/día) que es equivalente también a un 2 elevado (esta vez a 10) y que tiene la particularidad de que no es afectado por los años bisiestos, ¡zasca Occidente!
Y aquí estamos, celebrando el 13 de septiembre como el Día internacional del programador. Podemos preguntarnos: ¿de verdad se merecen un Día? ¿Cómo no iba a haber un Día Mundial para la profesión que actualmente más está cambiando el mundo? Literalmente, el software que crean está rediseñando el mundo que conocíamos hasta hace poco.
En 2011 este fue el titular más comentado tras un artículo de uno de los pioneros de Internet, fundador de Netscape, Marc Andreessen, en The Wall Street Journal: «El software se está comiendo el mundo». Hoy, diez años después, si pensamos en las empresas de más valoración, o las imprescindibles en nuestro día a día, veremos que son empresas de software, incluso sectores centenarios como la banca, los medios o el comercio son ahora esencialmente empresas de software.
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