Hoy, en más de una docena de países de habla hispana celebramos el Día de Internet coincidiendo con el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información instituido por la ONU. En España lo celebramos desde el año 2005 a iniciativa de la Asociación de Usuarios de Internet (AUI) e inspirados por el NetDay instituido en EEUU en 1997 o la Fête de l’Internet que se celebra en Francia desde 1998.
No sabemos con certeza cuando empieza un fenómeno de esta magnitud, cual es su fecha real de nacimiento. Algunos la remontan a la primitiva red de ARPANET de 1969, pero a nosotros nos gusta más situarla en el 1 de enero de 1983 en que ARPANET cambió su protocolo NCP por el TCP/IP que la hizo una red de ordenadores ampliamente interoperable. Desde esa fecha han pasado 38 años, cuatro meses y 16 días. Por eso desde Interacso para celebrar este Día vamos a tuitear hoy 38 hitos de la todavía breve historia de Internet, uno por cada uno de sus 38 años de vida.
Es difícil decir algo nuevo sobre Internet que no haya sido dicho o que no resulte manido. Es sin duda el gran fenómeno impulsor del cambio social en las últimas décadas. Sin embargo, dado que nuestro foco es el diseño y desarrollo de plataformas tecnológicas e innovación nos gustaría destacar el papel de la programación en todo este cambio.
Si revisamos nombres claves en la historia de Internet como: Cerf, Kahn, Tomlinson, Zuckerberg, Bezos, Brin, Page, Jobs, Dorsey, Andreessen, Gates, Allen, Parker, Koum, Ek, Chen, Karim y cientos de ellos más, encontraremos como factor común al leer sus biografías que o bien estudiaron Ciencias de la Computación o Ingeniería Eléctrica o bien fueron programadores autodidactas desde jóvenes. Una de las excepciones sería otro de los “padres de Internet” Tim Berners-Lee creador de la WWW, que era Físico y la creó en un lugar tan insospechado como el CERN.
Internet y sus servicios más famosos (Whatsapp, Youtube, Spotify, Google, Amazon, etc) han sido generados a partir de la creatividad de sus desarrolladores e impulsados después por el dinero de capital riesgo que apostó por sus ideas. El software es ahora el motor de la innovación en la economía digital.
Tras una década de concentraciones y absorciones de empresas (Instagram, Whatsapp, Youtube, Linkedin, Skype, etc) se han construido alrededor de Internet conglomerados enormes de modo que hoy de las diez empresas de mayor capitalización bursátil del mundo, siete están ligadas directamente a Internet. Solo la capitalización bursátil de las cinco estadounidenses (las famosas GAFAM: Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft) superan los 8,2 billones (españoles) de dólares, casi equivalente al PIB de Francia, Alemania, España e Italia juntas.
Hoy el impacto económico de Internet no es fácil de medir, pero un reciente Informe de Arthur D. Little sí que hacia el esfuerzo de valorar la economía de ese ecosistema digital que crece a un ritmo casi tres veces superior al PIB mundial (un promedio más del 8% anual frente a menos de un 3% del PIB mundial medido desde 2009 al 2018).
Este ecosistema digital incluye tres áreas económicas impulsadas por el desarrollo de Internet y sus servicios:
- El sector digital. Incluye todo lo que significa infraestructuras y dispositivos TIC, así como las industrias de componentes impulsadas por éstas.
- La economía digital. Aquí se incluyen los servicios y las plataformas de servicios digitales tanto B2C como B2B y es el área cuyos desarrollos están impulsado más el crecimiento del ecosistema digital. En esta área económica es en la que desarrollamos nuestra actividad.
- La economía digitalizada. Aquí se engloban todos los sectores tradicionales a los que la digitalización y los servicios digitales están haciendo crecer por aumentos de productividad y disminución de costes. Aquí estarían fenómenos que marcamos con un “e-“ como e-commerce, e-health, industria 4.0, agricultura de precisión, edutech, etc.
Como en todas las transformaciones, el impacto ha ido creciendo a medida que se avanzaba de un sector de los citados al siguiente, hasta que un día Internet y las tecnologías digitales subyacentes se hagan invisibles en nuestro día a día. Ya empieza a pasar. Hace unos años tal vez decíamos “he reservado mis vacaciones por Internet” para marcar la diferencia con haber ido físicamente a una agencia de viajes. Ahora es simplemente “he reservado mis vacaciones”, sin añadir nada más, ya se entiende que lo más probable es que hayamos usado un medio online, incluso en la reserva con nuestra agencia de viajes. Es igual que pasa con la electricidad, otra tecnología ya hoy invisible. No se nos ocurre decir “he enchufado mi televisión a la electricidad”. No es necesario, todos lo entendemos. Sin embargo, a inicios del siglo XX cuando las ciudades y los hogares se estaban electrificando, añadir el sustantivo “eléctrico” a una frase la hacía brillar como lo último en innovación.
Ahora nos falta acabar de gestionar bien todas las innovaciones que estos casi 40 años de Internet nos han traído, extender la economía digitalizada y controlar con disciplina el tiempo que dedicamos a la abundancia infinita de oferta de Internet. Porque como dijo el innovador Jakob Nielsen: “Internet es hoy una economía basada en la atención donde la moneda de cambio es el tiempo del usuario”