Este último año hemos aprendido tanto de virus y vacunas como de digitalización. En este post queremos relacionar, por medio de analogías, lo que hemos extraído de ambos mundos para ver cómo podemos aplicarlo para el bien de las empresas.
En primer lugar, de los virus nos interesó la eficacia de su mecanismo para extenderse. En especial que consigan que sean las propias células del organismo infectado las que hagan el trabajo de replicar el ADN del virus y su extensión por todo el organismo. Esto es terrible si el resultado es una enfermedad. Pero existen “virus buenos” en los que ese mismo mecanismo aplicado a las células les ayuda incluso a protegerse de otros virus. Por ejemplo, esto ocurre con el virus GBV-C que infecta los linfocitos del sistema de defensa y al hacerlo dificultan la acción del virus del SIDA. Así las personas que tienen este virus sobreviven más tiempo si se infectan de SIDA y no son tratados con medicamentos. Es decir, existen también los virus buenos (desde el punto de vista del ser humano).
De hecho, los seres humanos llevamos en nuestro genoma un 8% de restos de ADN de virus con los que seguramente luchamos (y sobrevivimos) hace miles o millones de años y que han quedado allí con una misión que todavía no está clara, pero que parece que están implicados en el desarrollo, entre otras cosas de nuestro sistema nervioso. Así que podemos decir que somos casi un 10% virus.
En Interacso nos gusta vernos como uno de estos “virus buenos”, pero de los que desarrollan la enfermedad de la digitalización; o visto al revés, de los que vacunan al organismo al que “infectamos” (la empresa) y le protegen de los peligros de un ambiente altamente dinámico y digital para el que no están totalmente preparados.
Es evidente que las empresas hoy sólo pueden sobrevivir y prosperar si abrazan la digitalización y sus ventajas sin reticencias, pero el problema es ¿cómo empezar? Respuesta: con la ayuda de un virus bueno.
El proceso de “infección” que realizamos desde Interacso es el siguiente. Una empresa nos llama a veces para un proyecto en el que se trata de optimizar algún proceso. Nuestro equipo multidisciplinar (“su virus bueno”) escucha, analiza y trabaja junto con la empresa en la búsqueda de una solución alineada al ADN de su negocio.
En ese proceso de co-creación el equipo del cliente se “infecta” de los métodos y de las ventajas de la digitalización.
Al poco tiempo tenemos otro proyecto, con un equipo diferente (otra célula del gran organismo que es la empresa) al que también “infectamos” tanto de las soluciones posibles como del método de trabajo del mundo digital.
Y así, la cultura digital va avanzando por la organización de un modo natural y basado en evidencias.
¿El resultado? La empresa queda definitivamente “infectada” para bien y cambia sus procedimientos a otros más eficientes, aprovecha mejor sus recursos, puede modificar su modelo de negocio y/o abrirse a nuevas productos impensables antes del uso de soluciones digitales, e incluso, en casos áreas del mercado. Y todo empezó por una sola célula “infectada”.
Sin duda este método de transformación digital de abajo-arriba es más eficaz y natural que el clásico de grandes planes de arriba a abajo que al final no acaban de alterar la cultura de las empresas y por eso, su grado de fracaso es tan alto. La cultura digital es algo de lo que hay que “infectarse” con convicción y basándose en resultados, no es una medicina amarga que hay que tomar.
Déjanos ser tu virus bueno de la transformación digital.