Las crisis que hemos vivido nos han demostrado que la base de nuestra sociedad y nuestra economía nos son solo las infraestructuras sino también un ingrediente intangible pero esencial: la confianza. En la crisis del 2008 la confianza en el sistema financiero y después en el sistema bancario introdujo el miedo en nuestras vidas y en nuestro futuro ¿estaban a salvo nuestros ahorros, nuestros salarios, nuestras pensiones?. El miedo no llegó a pánico, como en la crisis del 29, porque intervinieron los grandes bancos centrales y dijeron aquello tan contundente de “haremos lo que haga falta y el tiempo que haga falta”. Una vez restaurada la confianza la vuelta a la normalidad es más sencilla, incluso si esto implica limitaciones que cambian nuestra vida anterior y nuestros planes.
Ahora vivimos otra crisis, esta vez sanitaria, pero que también se ha convertido en económica, con un alcance que todavía no podemos calibrar. Los países afectados suponen el 80% del PIB mundial por lo que probablemente sea la crisis económica más intensa y con menos antecedentes que hemos pasado. Sin embargo, en su raíz existe un gran desconfianza. Ya no confiamos en todo lo que era nuestra vida normal. Lo deseamos, pero lo tememos. Desconfiamos de otros porque nos pueden contagiar, desconfiamos de nosotros mismos porque no sabemos si podemos contagiar, e incluso llevar a la muerte a nuestros abuelos o nuestros padres. Desconfiamos porque todavía no ha surgido una voz superior que nos diga “no temáis se hará lo que haya que hacerse”. Esta voz solo puede venir de la Ciencia y todavía no está lista para decirlo, aunque sabemos que algún día lo hará y esto acabará como acabaron otras plagas más mortales como la viruela, la poliomielitis, el VIH o la tuberculosis, con una vacuna y medicamentos efectivos..
Es imprescindible vencer poco a poco este miedo e ir restaurando esferas de confianza que nos permitan no pararnos.
Sin embargo, sabemos que mientras esperamos, es imprescindible vencer poco a poco este miedo e ir restaurando esferas de confianza que nos permitan no pararnos, porque esto podría ser la destrucción de nuestras economías. ¿En que podemos confiar? En estos tiempos hemos visto que tenemos unas redes de comunicación digital que han probado su eficacia, también una serie de programas que nos han permitido comunicarnos en una etapa de aislamiento. Hemos mantenido nuestros lazos con amigos, familiares y empresas. En estos tiempos difíciles y esto ha mantenido la moral más alta. Las empresas que han confiado en sus trabajadores y en sus medios informáticos, han podido seguir trabajando. El 50% de los trabajadores han teletrabajado en España estos dos últimos meses, cuando esa cifra no pasaba del 5% antes de la crisis. También ha funcionado bien la compra y venta online y la distribución de los productos. Por tanto, es momento de pensar que si hemos podido confiar en las redes y el software, ¿por qué no ampliar su confianza a ámbitos que antes solo tenían una solución de contacto físico?¿por qué no explorar qué puede hacer la tecnología digital para bares, restaurantes y hoteles?.
Alguien podría objetar que uno va a un bar, un hotel o a un restaurante por una de estas dos razones o ambas a la vez: necesitad y/o placer y que la segunda es más difícil de recuperar en un entorno de muchas normas o restricciones ¿o no? El argumento en contra es la ganas que tenemos de recuperar esa libertad que teníamos en lo que llamábamos “nuestra vida normal” y que hemos descubierto cuanto la apreciábamos ahora que la hemos perdido. Estas ganas de volver a viajar, a comer y beber con amigos, con familiares, con clientes, etc. pueden superar las dificultades que ahora haya que poner para garantizar la seguridad sanitaria, sabiendo que esto es algo temporal. Tenemos que pensar en el corto plazo con restricciones y en medio plazo ya con vacunas o con medicamentos que hagan leve el impacto de la enfermedad y que nos permitan tener una vida normal como la teníamos antes con otras epidemias contagiosas y estacionales, peor de poca incidencia en nuestras vidas.
Es el momento de dotar a bares y restaurantes del atributo de la seguridad sin que pierdan la virtud del disfrute. Crear una “realidad agradable y confiable” es un nuevo reto que la tecnología puede solucionar.
Por eso, es el momento de dotar a bares y restaurantes del atributo de la seguridad sin que pierdan la virtud del disfrute. Crear una “realidad agradable y confiable” es un nuevo reto que la tecnología puede solucionar. Para eso es clave la trasparencia, hacerlo bien y comunicarlo bien, sin engaños, con esfuerzo y mostrando en todo momento qué se puede hacer y qué no. Creando canales de valoración de esa confianza. Somos más resistentes a las limitaciones que a las incertidumbre, por lo que reglas claras unidas al control que dan las seguridades digitales serán la clave para este nueva etapa que hay que superar.
En Interacso hemos diseñado soluciones de hostelería bajo esas premisas. Estos productos podrían ponerse en funcionamiento en pocos días y supondrían un gran impacto en la confianza. Además, creemos que muchas de las innovaciones que ahora se utilicen para hacer más ordenado y seguro el acceso de los clientes a los servicios de bares y restaurantes, se quedarán posteriormente como mejoras útiles cuando la normalidad se haya recuperado. Quienes se atrevan a impulsarlas serán pioneros. Trabajar en el corto plazo y construir para el futuro.